EXTRACTO DEL CAPÍTULO 3

Especialista

(PARA MUJERES)

“El respeto es una de las principales cosas que da poder y alienta a tu esposo en tu matrimonio. Cuando te sometes a tu esposo, estás diciendo que respetas y honras la autoridad de Dios en tu matrimonio y familia. Esto significa que tienes que tener cuidado de no tener una mala actitud cuando las cosas no son como las esperabas. Una mala actitud es irrespetuosa y desalentadora.

Asegúrate de que tu actitud hacia tu esposo es amorosa y respetuosa. Esto ayuda a tu esposo a convertirse en el marido que debe ser, el padre que debe ser, y el hombre spiritual que está destinado a ser. Cuando respetas y honras a tu esposo, puedes ayudar a acercarlo a Dios.”

 

Asimismo, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, pueden ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres as observar ellos su conducta casta y respetuosa. Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea lo que procede de lo intimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor y ustedes han llegado a ser hijas de ella, si hacen el bien y no tienen miedo de nada que pueda aterrorizarlas.

1 Pedro 3:1-6, NBLH

 

 

 

(PARA HOMBRES)

“¿Cómo esperaba que mi esposa se sometiera, me amara y me respetara si no estaba haciendo todo lo que Dios quería que hiciera por ella primero? En otras palabras, Cristo hizo el sacrificio de entregar Su vida, para que pudiésemos tener vida, porque Él nos ama. Así como Él sacrificó la vida por Su Iglesia, que representa a su esposa, yo tuve que hacer lo mismo por mi esposa.

Si quería que mi matrimonio durara, tenía que amarla y servirle como Cristo ama y sirve a la Iglesia. Tuve que hacer sacrificios para ser más cariñoso, paciente, cuidadoso, y comprensivo. Debido al amor que Cristo tenía por la iglesia, él entregó Su vida por ella. Tenía que estar dispuesto a sacrificar toda mi vida por mi esposa.”

 

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amo a la iglesia y se entrego por ella para hacerla santa. El la purifico, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a si mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino en santa e intachable. Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a si mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo: al contrario, lo alimenta y lo cuida así como Cristo hace con la iglesia, porque  somos miembros de su cuerpo.

 

Efesios 5:25—29, NVI

 

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